miércoles, abril 29, 2009

En el Anden

Fue aquella vez la primera
en el anden de la estacion
del infecto subterráneo.
Llevabas puesta la camisa rosa
que te queda tan entallada
y el pelo morocho, algo recogido.
Tu manos manos helaban,
contrastaban con el calor del ambiente,
pero como cristales relucían su belleza.
El brillo de tus labios te iluminaba el rostro
y titilaba al compas de tus pupilas
que marcaban una sinfonia galactica.
Tu cuerpo temblaba repentinamente
y se estremecia bajo la palma de mi mano,
que se deslizaba por tu cintura.
Parecias de papel, tan tierna, tan fragil, tan pura,
tan increiblemente mia.
Fue en ese instante de gloria donde firmaste tu entrega
con un gesto, una mirada, una mueca de tus labios.
La sonrisa perfecta se formaba en tu rostro,
como un espejo de mi alma.
Y mientras pasaban los vagones por el anden
con el viento que flameaba tus cabellos,
te hiciste una madeja contra mi cuerpo
y todo fue luz.

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