jueves, octubre 18, 2012

Regreso al vacio

De regreso al vacío, al espacio informe, que contiene todo sin contener nada.
El azul velo de la noche surcando como una brisa por sobre la ventana
entrando como una niebla metálica
que se agazapa y corre en búsqueda de la puerta de salida
dejando el vacío.

La misma opresión en el pecho golpeando corchea a corchea,
(beat a beat)
verso a verso, vomitándose en una mueca de dolor
con olor
a lágrimas.

Aprendí a escribir sobre el momento, en el momento y por el momento,
como un refugio extraordinario del hecho, o mejor dicho,
del no-hecho
del vacío.

Un vaso volcado derramando la leche de la vida sobre la mesada
formando luces de neón sobre el suelo de la cocina.
Con que resina taparé el pozo en mi almohada?
Caras deformes de pudor y angustia me observan fijamente
(el ojo sangrante, la mirada fija, el perro andaluz)
el misterio del universo se destapa por un segundo
con una luz enceguecedora.
Incomprensible.
Eterno. Distante.
Lleno, repleto, desbordante de
vacío.
No lo comprendo, no comprendo al va-cí-o.

Intento nuevamente, corro, acelero, me acurruco
en el centro de la habitación.
Deletreo, para ver si como hechizo logra disiparse.
Ve A Ce I O.
Exaspero, exagero, extiendo las letras, estiro la palabra
como un mantra sagrado de sanación.
Pero allí sigue, estando sin estar.
Vacío.

Regresa, de regreso, eterno. Vacío.

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