Repentinamente surgen esas ganas tan humanas de rajarse un buen pedo. ¿Qué sería lo correcto en ese instante?
Porque uno puede dar respuesta al llamado de la naturaleza y soltarlo con todo el esplendor que el momento amerita, pero quizás quede como un mal educado o mal aprendido.
Entonces lo correcto sería retenerlo con todo el esfuerzo y privarse del efímero placer. No estoy tan seguro. Probablemente se solucione orinando directamente en un cubículo cerrado con inodoro, donde rajarse cuanto pedo uno guste puesto que está resguardando su intimidad de los demás -al menos hasta que se abandona dicho cubículo y si el concierto de emanaciones fue importante seguramente se encontrará ante miradas atónitas- pero no estoy tan seguro de eso tampoco.
En fin...
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